La periodista y escritora mexicana departió con mil jóvenes en una reunión en la que el tono desenfadado también fue el protagonista
A pesar de considerarse a sí misma una mujer audaz Ángeles Mastretta llegó puntal pero, según su propia confesión, nerviosa y trémula a su cita con más de un millar de almas que la esperaban este 5 de diciembre en el Salón Juan Rulfo de la Expo Guadalajara en donde se realizó, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), el encuentro Mil jóvenes con Ángeles Mastretta.
El eje sobre el cual giró la conversación fueron los relatos comprendidos en Mujeres de ojos grandes (1990) —uno de sus libros icónicos—, así que los diez centenares de asistentes estuvieron no sólo con Mastretta sino con las 39 protagonistas de las 37 historias que la autora evocó mientras sus manos jugueteaban con sus largos collares de perlas y con la melena que la caracteriza.
Así, mientras la literata leía sus propias creaciones, los asistentes discernían y profundizaban junto con la autora en las historias que la llevaron al génesis de sus obras: Leonor, Cristina, Valeria, Isabel, Chila, Fátima y Daniela —todas ellas mujeres de ojos grandes— fueron tan solo algunas de las que acompañaron este encuentro que ella calificó como un delirio concedido por su padre: “Mil jóvenes conmigo, ¿qué más quiero yo?”, aseveró en tono agradecido mientras el público le pedía, como en un concierto, que leyera otra y otra historia.
Durante la charla, en la que también cantó y que duro casi noventa minutos, Mastretta externó su admiración por la juventud actual y por los retos que esta enfrenta, sin embargo aseguró que los adultos no deben lamentarse en voz alta por el futuro y el planeta que se le deja a los adolescentes: “La vida está llena de promesas que hay que cumplir; a pesar de que en nuestro entorno pasan y seguirán pasando cosas feas contra las que revelarse y modificar, también hay maravillas en el mundo y para eso estamos en él” aseguró a la multitud que aplaudía cada una de las anécdotas y ocurrencias que la escritora les regalaba.
Cerca del final del encuentro, ante la pregunta del público al respecto del ejercicio de creación literaria, la también periodista aseveró: “Creo que es muy importante, si se puede, escribir una línea diaria: van a ver la de maravillas que se van a encontrar después de un año. Pero también lean y lean ficción, la imaginación de los otros nos va a salvar la vida”.
